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Mujer, el poder de la igualdad

Escrito por - 07/06/2023

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Por: María Fernanda Plazas Bravo

Garantizar la igualdad de todas las personas es fundamental para el desarrollo y la paz. Así que por cuestión de derechos humanos y por justicia social, la igualdad entre mujeres y hombres es una condición necesaria para tener una mejor sociedad.

La equidad de género permite brindar a las mujeres y a los hombres las mismas oportunidades, condiciones, formas de trato, sin dejar a un lado las particularidades de cada uno, permitiéndonos y garantizando el acceso a los derechos que tenemos como ciudadanos.

Equidad es también el camino para acabar con los llamados estereotipos, creencias socialmente construidas sobre lo que “deben” ser y el rol social que “deberían” jugar los hombres y las mujeres, de acuerdo con su género. La eliminación de los estereotipos fomenta la toma de decisiones individuales alejadas de los cánones impuestos a los roles tradicionales, potencia por igual las diversas conductas, aspiraciones y necesidades tanto de mujeres como de hombres.

Para alcanzar la igualdad de género es necesario re-educar, salir de las viejas ideas de lo que significa en la sociedad patriarcal «ser hombre» y «ser mujer», romper de una vez por todas con la nefasta herencia del machismo. La idea de “nuevas masculinidades” es un concepto en construcción y desarrollo que busca hacer reflexionar a los hombres, también a las madres y educadoras, sobre los procesos de enseñanza que se da en las familias y las escuelas sobre “cómo debe ser y comportarse un hombre”, “cómo debe ser y comportarse una mujer” en la sociedad.

No basta con aprobar leyes, no es la imposición la que genera el cambio en el ser humano, sino la gestión real de opciones para la construcción de toda identidad. Sueño con vivir en un mundo donde haya igualdad de género. Tengo confianza y estoy segura de que la mayoría haremos todo lo posible para cambiar las cosas. Sin embargo, el mundo en el que vivimos sigue ofreciendo brechas persistentes entre hombres y mujeres, tanto desde el punto de vista social, laboral, económico, cultural, etc.

El camino es largo, hay muchos asuntos por resolver, si me preguntan, ¿desde qué lugar voy a cooperar para tratar de lograr la igualdad de género? Contestaría que no lo haría desde mi lugar de mujer, mi respuesta sería que lo haría desde el lugar de PERSONA, porque todos debemos, nos merecemos, necesitamos ser considerados de la misma forma.

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Al ritmo actual de progreso, puede llevar cerca de 300 años lograr la plena igualdad de género, según muestra el Progreso en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Los desafíos globales, como la pandemia de COVID-19 y sus secuelas, los conflictos violentos, el cambio climático y la reacción violenta contra la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres están agravando aún más las disparidades de género. El nuevo informe, presentado por ONU Mujeres y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU (UN DESA), destaca que, el ODS 5 (lograr la igualdad de género) no se cumplirá para 2030. Este es un punto de inflexión para los derechos de las mujeres y la igualdad de género a medida que nos acercamos a la mitad del camino hacia 2030. Es fundamental que nos unamos ahora para invertir en las mujeres, para reclamar y acelerar progreso. Los datos muestran regresiones innegables en nuestras vidas, empeoradas por las crisis mundiales, falta de ingresos, seguridad, educación y salud. Cuanto más tardemos en revertir esta tendencia, más nos costará a todos.

Las crisis mundiales en cascada están poniendo en peligro el logro de los ODS, y los grupos de población más vulnerables del mundo se ven afectados de manera desproporcionada, en particular las mujeres y las niñas. La igualdad de género es la base para lograr todos los ODS y debe estar en el centro de una mejor reconstrucción. De otro lado, el informe estima que tomará hasta 286 años cerrar las brechas en la protección legal, eliminar las leyes discriminatorias, 140 años para que las mujeres estén representadas equitativamente en posiciones de poder y liderazgo en el lugar de trabajo, al menos 40 años para lograr la igualdad de representación en los parlamentos nacionales. En pleno siglo XXI es imposible concebir una sociedad democrática sin mujeres. Si la mayor parte de la población no está representada no podemos hablar de democracia. El NO sin mujeres es determinante.

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La igualdad de género es un tema de derechos humanos, no es solo de mujeres trabajando por mujeres, es un tema de hombres y mujeres que creen en la democracia, en los derechos humanos, en el enorme potencial que tiene la participación de todas y todos para el desarrollo sostenible de nuestras sociedades. Hay avances que debemos valorar, pero también estar conscientes que hace falta hacer muchísimo más para garantizar la igualdad en el acceso a las oportunidades, sobre todo oportunidades laborales dignas, el disfrute de los derechos, la libertad, a tener una vida libre de violencia.

Aumentar la representatividad de mujeres en la esfera laboral y política no es solo una cuestión de género. Sin mujeres, estamos perdiendo una oportunidad vital para abordar las preocupaciones reales de más de la mitad de la población. Sin embargo, más allá de sumar mujeres en ministerios, también necesitamos que esta administración sea paritaria en todos los niveles (departamentos administrativos, superintendencias y demás entidades descentralizadas), se trata de lograr las reformas con enfoque de género que respondan a necesidades históricas.

La igualdad de género no debe depender del éxito de una parte sobre otra; para que la igualdad sea alcanzada y sostenida debe ocurrir en todo el espectro ideológico, racial, económico y geográfico. Debemos comprometernos con cambios sistémicos que durarán más que un periodo de gobierno.

En muchas ocasiones he escuchado comentarios como “la política es cosa de hombres” o “no están calificadas para ese empleo”, solo por el hecho de ser mujeres, que van a ocupar cargos políticos, administrativos, directivos o gerenciales. Además de restringir nuestra efectiva participación en la política, este acoso revela un desafío pendiente. Las mujeres no debemos seguir siendo dejadas atrás, sobre todo en espacios tan decisivos.

Que más mujeres ocupemos cargos políticos y administrativos en igualdad de condiciones es una de nuestras prioridades para acelerar el desarrollo sostenible. ¿Por qué? La razón es simple: una gobernanza inclusiva, donde las mujeres estemos igualmente representadas, es un punto de partida para provocar trasformaciones estructurales no solo para sí mismas, sino indispensables para que eliminemos la violencia de género y garanticemos el ejercicio pleno de nuestros derechos. La participación de las mujeres en cargos públicos ha evidenciado resultados positivos para la democracia y la población. Además, trabajamos arduamente porque los intereses, las preocupaciones de todos los ciudadanos se vean reflejadas en políticas públicas, promoviendo la participación ciudadana, mayor confianza en las instituciones.

Las mujeres huilenses somos excepcionales, con experiencia laboral, conocedoras de las necesidades reales de la región, las mujeres estamos preparadas para asumir cargos de alto nivel en el Gobierno Nacional y en las instituciones departamentales, con el compromiso de realizar aportes importantes para el desarrollo de nuestra región.

La visibilidad de las mujeres es la primera herramienta del cambio y la igualdad de género, la condición necesaria e indudable para el desarrollo de toda sociedad. Hay demasiado camino por recorrer para alcanzar esa igualdad, este nuevo gobierno está comprometido de manera férrea en su consecución. Todas las mujeres podemos tener la oportunidad de disfrutar del pleno ejercicio de los derechos humanos. No podemos detenernos hasta que las mujeres participemos en todos los procesos de toma de decisiones. Las mujeres han luchado y seguimos luchando por defender cosas que deberíamos tener garantizadas sin ningún tipo de lucha, estamos más cerca de alcanzar la igualdad, condición imprescindible para lograr un mundo más sostenible, equitativo y justo, un mundo mejor. Quiero que por fin Colombia sea mujer, como una de las líneas programáticas en la campaña de nuestro Presidente Gustavo Petro. La promesa está escrita en papel y en su discurso, tengo la confianza que esta vez no se quede en tinta y palabras.

 

Maria Fernanda Plazas Bravo – Twitter: @mafeplazasbravo

Ingeniera en Recursos Hídricos y Gestión Ambiental

Especialista en Marketing Político – Comunicación de Gobierno

Universidad Externado de Colombia

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