Oligarquía Mafiosa
Escrito por Editorial Neiva Estéreo - 04/10/2023
Por: Eduardo Gutiérrez Arias
El titular de esta columna no me lo sugirió el periódico Voz, vocero del Partido Comunista, sino una intervención ante el Congreso del ex procurador Alejandro Ordoñez hace ya unos diez años, que encontré refundida en mis archivos. Allí dijo que Interbolsa era una pirámide estrato 6, en la que se habían cometido todo tipo de violaciones al código penal. Agregó que muchos sectores del empresariado colombiano estaban contaminados con la corrupción y practicaban el soborno, el chantaje, el lavado de activos ilícitos y otros delitos conexos. De manera que el problema no era sólo del presidente de Interbolsa ni el de los Nule, presos por sus negociados, ni de las empresas extranjeras como la Drummond, acusada de financiar el paramilitarismo. De hecho, muchos empresarios colombianos, sin importarles la ley y sin ningún respeto por la ética y el decoro en sus relaciones comerciales, han recurrido a delitos inconfesables para incrementar sus riquezas y defender sus intereses económicos. Si la burguesía colombiana no se hubiera vuelto mafiosa no habría podido penetrar con tanta fuerza en el país, el narcotráfico y otras economías ilícitas.
Ahora resulta que los grandes grupos económicos como los Gilinski, el grupo Aval, el Sindicato Antioqueño y los Char, dueños de los principales medios de comunicación y las EPS, quieren darnos lecciones de moral acusando al gobierno de mafioso por buscar la Paz Total negociándola con todas las organizaciones delincuenciales.
Esto no debiera extrañarnos demasiado. Ya Marx, en su obra cumbre El Capital, explicó como el capitalismo había logrado imponerse como modo de producción dominante, respirando violencia y sangre por todos sus poros. Pero para consolidarse como régimen dominante debió construir una ética de respeto a la ley y a las buenas costumbres. Así las sociedades de mayor desarrollo económico, social, político y cultural, han logrado crear un mundo relativamente civilizado y pacífico.
Colombia, muy a nuestro pesar, está muy lejos de ser una sociedad civilizada y la principal responsabilidad está en las élites que manejan el poder económico, político y cultural. El gran mérito del pronunciamiento de Ordoñez, a pesar de todas sus inconsecuencias y transgresiones al derecho, radica en que destapa una verdad mal sabida. Que el empresariado nacional tiene mucha de la culpa por la corrupción, la violencia y la impunidad que nos ha convertido en una sociedad de bárbaros. Y en una sociedad así, ningún negocio puede ser seguro, ni progresar con sostenibilidad. De manera que ante nuestros ojos vuelve a aparecer la terrible pero prodigiosa pintura de Goya “Zeus devorando a sus hijos”.
