De mitos y tradiciones: El enigma de no bañarse el viernes santo

En medio de las múltiples tradiciones y creencias arraigadas en la Semana Santa, este tabú sobre el baño el Viernes Santo ha perdurado a lo largo de los siglos

Con la llegada del Viernes Santo, uno de los días más reverenciados en la Semana Santa, surgen tradiciones y creencias arraigadas que provocan reflexiones y, en algunos casos, interrogantes sobre su origen y significado.

Una de las prácticas más difundidas es la de evitar el baño durante el Viernes Santo, una costumbre que ha perdurado a lo largo de los siglos. Según el portal religioso Alsina, existe la creencia de que el agua caída en este día es considerada impura, ya que coincide con la conmemoración de la crucifixión de Jesús. Se sostiene que, al no haber una bendición divina sobre el agua debido a la muerte de Cristo, bañarse durante el Viernes Santo podría tener consecuencias indeseadas.

Desde la Edad Media, se ha divulgado el mensaje de que aquellos que desafíen esta prohibición podrían ser transformados en sirenas o peces, según indica el portal Business Insider sobre las tradiciones en Latinoamérica.

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Además del tabú sobre el baño, otras actividades también están marcadas como prohibidas durante el Viernes Santo, de acuerdo con estas creencias arraigadas. Barrer el suelo, por ejemplo, se considera un acto de profanación ya que se interpreta como «barrar la cara de Cristo», según indica Alsina. Esta actividad, entre otras, ha sido señalada con la intención de dedicar un tributo especial al Viernes Santo, evitando realizar acciones que se consideren contrarias al espíritu de esta jornada sagrada.

Entre las prohibiciones adicionales durante el Viernes Santo se encuentran actividades como la actividad sexual, clavar puntillas, consumir carne roja, vestirse de rojo, beber licor, bailar o saltar, coser o planchar, así como participar en juegos de azar como naipes o dominó.

Estas tradiciones, aunque arraigadas en la cultura popular, varían según la región y las prácticas religiosas específicas. Sin embargo, para muchos, el Viernes Santo sigue siendo un día de reflexión, penitencia y respeto hacia la memoria de Jesucristo y su sacrificio en la cruz.