Javier Milei. Una esperanza para Latinoamerica

Por: Jorge Fernando Perdomo

La proliferación de gobiernos de izquierda en Latinoamérica, llevaron a los países que gobiernan a la ruina, con alta recesión, inflación desbocada, pobreza y endeudamiento. Como lo identificó Milei nuevo presidente de Argentina es un modelo en decadencia, que hay que erradicar.

Tanto aquí, como allá, incluida Venezuela, los gobiernos de izquierda que soportan su permanencia en el populismo de un estado asistencialista, son capaces de destruir la economía metiéndole la mano a los fondos de pensiones, desbordando el gasto social, estimulando el despilfarro, cediendo a la tentación de imprimir dinero para atender el gasto público.

Argentina, es un buen ejemplo. En 1896, llegó a ser considerada como el país con el producto interno per cápita más alto del mundo. A inicios del siglo XX siguió siendo considerada como uno de los 10 países más ricos, por encima de Alemania, Francia, España. Progresivamente se deterioró en un periodo que bautizaron los economistas como los 100 años de la decadencia y con la llegada del Peronismo en 1940, reportó alta inflación, fuerte gasto social soportado en endeudamiento, imprimiendo el dinero que faltaba para atender el gasto público, a tal punto que ha sido el país que más veces ha caído en default. Hoy se sitúa en el puesto 66 del ranking de PIB per cápita.

En los últimos años el endeudamiento ha sido descomunal, la inflación se pronostica para 2023 llegando al 150%, su población está con el 45% de pobreza y 10% de indigencia. Es el legado de los gobiernos de izquierda, liderada por la casta Krichner, Néstor y Cristina esta última imputada por corrupción, quien candidatizo a Sergio Massa, actual ministro de economía para la presidencia. Se necesita tener mucha torpeza para semejante osadía y como debía ser terminó estruendosamente derrotado.

Finalmente, lo que se vio el domingo pasado en Argentina fue el enfrentamiento de dos modelos de desarrollo. Uno socialista que impulsa la estatización de la economía con férreos controles, contra el libre mercado, el crecimiento desbordado del estado con proliferación de subsidios que no se necesitan pero capturaban voluntades por el populismo, la demagogia y la corrupción, contra un estado pequeño incentivando al sector privado para el crecimiento y generación de empleo, y a pesar de la narrativa de pánico que construyeron en torno a Milei señalando que sería un salto al vacío, la nación Argentina votó por un salto a la esperanza. Algunos decían mejor la incertidumbre frente a la certeza del desastre.

Esta misma situación la hemos visto en Venezuela, que a mediados del siglo XX alcanzó a ser la quinta economía mundial, pasando de producir 3.120.000 barriles diarios de crudo, año previo a la llegada al poder de Hugo Chávez, hasta hoy en sus niveles más bajos con menos de 800.000 barriles. Su exvicepresidente Tareck El Aissami, quien fuera ministro del “Poder popular del Petróleo” desapareció del escenario imputado por cargos de corrupción y narcotráfico en una corte de Estado Unidos.

Además de la corrupción de los dirigentes venezolanos que han gobernado desde la llegada de Hugo Chávez, se han caracterizado por la ineptitud convirtiendo al país con las mayores reservas petroleras del mundo a uno de los países con menor ingreso per cápita y con una inflación de más de 350%.

Con Milei se comienza a reescribir la historia del continente.