Petristas Arrepentidos

Por: Jorge Fernando Perdomo

Ya es muy usual escucharlos decir “si las elecciones fueran hoy, no lo apoyaría de nuevo”. Lo dijo recientemente la representante Katherine Miranda, una de las más entusiastas impulsoras de la candidatura de Gustavo Petro, porque según ella, encarnaba el cambio y la renovación en la política.

Solo ha transcurrido poco más de un año de la presidencia, y la decepción aumenta. Ya no se trata solamente de caracterizados dirigentes que fueron soporte de la campaña del pacto histórico, sino también de gente del común que están evidenciando que las calles, que antes fueron el escenario natural de Petro hoy se han convertido en el teatro de la oposición.

Los arrepentidos aumentan porque Petro engaño a sus electores, generando falsas expectativas de cambio. Y bien fácil que hubiera resultado hacer el cambio porque el país estaba listo y lo reclamaba. Hay que reconocer que íbamos por mal camino. Que el establecimiento que había gobernado había hecho de la corrupción su religión, porque detentaban el poder para hacerse a privilegios, porque a punta de demagogia y populismo seguían soportando el continuismo. Se gobernaba con soberbia, arrogancia, prepotencia y obstinación.

Pero este gobierno ha sido peor que todos los anteriores y eso es mucho decir. Cuando se oponía a la compra de material de guerra, ahora nos habla de la necesidad de comprar aviones para defender la soberanía nacional. Claro ya nos enteramos por las denuncias del ex viceministro de defensa que había gato encerrado en la compra de unos helicópteros. Simple y llanamente corrupción. Como corrupción es la que se ha descubierto en los negocios de Nicolas Petro y la violación de los topes máximos para las elecciones presidenciales.
Petro incendió el país por la desafortunada reforma tributaria que presentó el gobierno Duque cuando el país no se recuperaba de la debacle económica de la pandemia para recaudar 12 billones de pesos, pero este gobierno nos clavó una que recaudará $19.7 billones en 2023 y un promedio de $20 billones en los siguientes tres años, para un total de $80.21 billones hasta 2026.

El incremento en el precio de la gasolina en el anterior gobierno era el pretexto para incentivar los paros de los transportadores pero ahora lleva un incremento sucesivo que nos situará en aproximadamente el 70%.

El populismo de este gobierno tiene la mayor expresión en la propuesta loca y absurda, de construir un tren elevando desde Buenaventura hasta Barranquilla.

El constreñimiento a la prensa, la amenaza a los empresarios, los insultos a la clase política, la destrucción de la fuerza pública, socavando su moral y voluntad de lucha contra un enemigo que cada vez nos toma más ventaja en esa utopía de la paz total.

Pero a pesar de todo a Petro no se le puede defenestrar. Hay que garantizar que termine su mandato consumido en su propia ineficacia aun a costa de lograr en parte, el cumplimiento de esa agenda oculta de la destrucción de nuestra economía y nuestros valores y propiciar el caos. Colombia se puede recuperar. De lo que no se recuperará nunca es de violentar nuestras instituciones con un golpe de estado, blando o duro, porque ello tendría consecuencias insospechadas o aun una confrontación civil como lo insinuó el mismo Petro, cuando dijo “El campesinado sabe qué tiene que hacer, la juventud popular sabe qué tiene hacer, el pueblo trabajador sabe qué tiene que hacer, así yo no siga en esta existencia”.