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Vecinos de Mucho Interés

Escrito por - 04/01/2023

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Por: Eduardo Gutiérrez Arias

Dos regiones colombianas, vecinas de nuestra tierra opita, la Orinoquía y la Amazonía, concentran la atención y el interés de empresarios, científicos y líderes políticos, dadas sus inmensas posibilidades en la generación de riqueza, pero también porque el equilibrio ambiental tanto de la región como del planeta, depende en buena medida de la protección de su hábitat natural. La abundancia del petróleo, buena parte del cual permanece inexplorado, del oro, el coltán y otros minerales, despiertan la codicia de grandes multinacionales, pero ni la ciencia ni las tecnologías actuales nos garantizan que tanto su extracción como su uso, no destruyan la vida en el planeta. La inmensa biodiversidad que allí se esconde es otra fuente de riqueza futura que comienza a ser investigada por universidades del mundo. Pero la más inmediata fuente de explotación del área son los 7.000.000 de hectáreas de la Altillanura, de las cuales 4.000.000 podrían ser vinculadas a la producción agrícola en cultivos como arroz, sorgo, algodón, maíz, frutales, caucho, etc. Aunque se trata de suelos ácidos, su corrección del PH para volverlos cultivables, es de bajo costo y fácil manejo tecnológico en la actualidad.

Recordemos que hoy el país sólo tiene 5.000.000 de hectáreas agrícolas. Eso significa que en la Altillanura puede incrementarse esta área en un 80% convirtiendo a Colombia en una importante despensa para la seguridad alimentaria del mundo, tal como lo viene proponiendo el presidente Gustavo Petro. Aunque los grandes cacaos del país como Carlos Sarmiento y el grupo Aval, Julio Mario Santodomingo, las empresas Nestlé, Satena, la Fundación Palmarito, la Federación de Biocombustibles y otros importantes inversionistas, están adquiriendo tierras e invirtiendo en proyectos de agroindustria en la Orinoquia, también los campesinos demandantes de reforma agraria, con el apoyo del gobierno y la comunidad internacional, podrían vincularse a la tarea colonizadora de la región, con empresas modernas de tipo asociativo como las cooperativas (siguiendo ejemplos como el de Israel), en donde no sólo se produzcan comoditis sino productos finales a través de la agroindustria.

Nuestros tatarabuelos huilenses colonizaron la Amazonía y les enseñaron a los llaneros a cultivar el arroz. Otro gran opita, el poeta y escritor José Eustasio Rivera, con su novela La Vorágine, hizo el más vívido retrato de los Llanos Orientales y la selva amazónica. Los huilenses de hoy deben contribuir en el aprovechamiento económico para el país de estas dos importantes regiones naturales de la nación, preservando el medio ambiente. Si buena parte de esa producción va para los mercados del mundo, un ferrocarril moderno hasta las costas del Pacifico es necesario atravesando el suroccidente colombiano.


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