La Electrificadora del Huila en crisis financiera y administrativa
Escrito por Tania Xiomara Chala Lopez - 02/08/2024
La situación de la Electrificadora del Huila ha pasado de ser un ejemplo de éxito a un caso preocupante de mal manejo y deudas impagas
La Electrificadora del Huila, antaño considerada la joya de la corona y codiciada tanto por trabajadores como por contratistas debido a sus sólidos resultados financieros, se encuentra ahora en un estado de decadencia, arrastrada por las fauces de la politiquería. La situación, de una complejidad extrema, ha llevado a numerosas empresas a negarse a brindar servicios a la entidad debido a las prolongadas demoras en los pagos, que llegan a extenderse hasta los 120 días. Además, las pésimas referencias de antiguos proveedores que hoy claman por el cobro de cuentas atrasadas pintan un panorama sombrío para esta empresa.
Empresas como FSG, Puma, Soltempo y Producel Ingenieros, entre otras, enfrentan deudas millonarias por servicios prestados a Electrohuila, con montos que ascienden a millones de pesos. Pero la gravedad de la situación va más allá: los ingresos por concepto de recaudo de servicios esenciales como el aseo y el alumbrado público tampoco se han efectuado, contraviniendo los plazos estipulados en los contratos. La deuda acumulada con Ciudad Limpia y ESIP SAS asciende a cifras alarmantes, superando los $18.650 millones adeudados a solo seis de las numerosas empresas colaboradoras. Este panorama revela la profundidad de la crisis interna de Electrohuila, cuyo principal accionista es el Estado a través del Ministerio de Hacienda, seguido por la Gobernación del Huila e Infihuila.
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Las conversaciones con proveedores revelan preocupación ante la aparente indiferencia de la gerencia de Electrohuila, liderada por Zamir Alonso Bermeo y Nika Cuéllar, quienes evaden las comunicaciones, aumentando la incertidumbre sobre el futuro de la empresa. Los rumores sobre una posible intervención de la Superintendencia de Servicios Públicos, bajo presión del Gobierno Nacional, agregan tensión a la situación ya de por sí crítica.
La politiquería ha sido identificada como el cáncer de Electrohuila, con una historia marcada por su utilización como bastión político por diferentes facciones. Actualmente, la entidad se encuentra bajo una administración híbrida, lo que ha generado aún más conflictos internos.
Ante este escenario desolador, la urgencia de acciones decisivas para salvaguardar el futuro de la empresa se hace patente, especialmente considerando el riesgo de que, de no tomarse medidas efectivas, Electrohuila pueda enfrentar un destino similar al de Comfamiliar, otra entidad afectada por la politiquería y que terminó siendo intervenida.
